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Sentir El Sumo por Eduardo de Paz |
ver
los combates con la idea de que en las categorías inferiores los
luchadores son pequeños, delgados y con poca técnica,
pero la realidad es que prácticamente todos los que suben al
dohyo para pelear lo hacen convencidos de su fuerza y desarrollan todo
un recital de técnicas y de demostraciones de poder que asombran
a todo el mundo. Y al ver los combates de Makushita ya te puedes dar
cuenta de lo realmente difícil que resulta llegar a las
categorías superiores, porque el nivel que allí se
despliega es similar al de Juryo y a veces similar al de la parte baja
de Makuuchi. Uno de los momentos más increíbles de todo el viaje es cuando por fin empiezas a poner cara a todos esos nombres con los que durante años has compartido tu pasión por el sumo; Mark, John, Barbara, Katrina, Rob, Harumi, Martina, Doreen, David, Verena… e incluso ser capaz de contagiar esa misma pasión a compañeros nuevos, como a dos amigos de Barcelona con los que coincidí en el hotel y que decidieron levantarse muy temprano en la última jornada para poder conseguir dos entradas con las que acceder al Kokugikan y Next |
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Gracias
a las modernas comunicaciones ya no está tan lejos. Tampoco es
tan caro, o al menos está a la altura de muchas de las
principales capitales europeas. Ninguno de los tópicos que hasta
el momento a uno le han impedido viajar a Japón es actualmente
una excusa para no decidirse a sacar el billete e ir a ver en directo
un torneo de sumo. Y que mejor sitio para hacerlo que Tokio, el centro
mundial de este deporte. Es difícil explicar las sensaciones que uno tiene una vez que se pisa el aeropuerto de Narita. Nervios a la hora de iniciar el viaje soñado, miedo ante los desconocidos y complicados kanjis japoneses, incertidumbre ante la diferencia cultural entre oriente y occidente… todo ello es una mezcla explosiva que hace que todo sea excitante desde el primer día. Si eres un aficionado al béisbol sin duda has de ir al Yankee Stadium de Nueva York, si lo eres al fútbol querrás viajar a Madrid |
para
ver el Santiago Bernabéu, si te gusta el baloncesto
disfrutarás en el Boston Garden, pero si lo que te gusta es el
sumo no hay lugar en el mundo como el Ryogoku Kokugikan. Y sí,
allí estaba él, invitándome a entrar desde el
primer día, antes incluso de que el torneo hubiera comenzado,
con la arrogancia del que se sabe poseedor de todos los secretos y de
los más preciados tesoros para los aficionados al sumo. Y es que un torneo de sumo en el Kokugikan no es un torneo cualquiera. El ambiente que se respira desde el primer día hace que todo sea especial, el olor al bintsuke del pelo de los luchadores te atrapa desde el primer momento y la magia de la lucha en directo hace que prácticamente ningún deporte pueda hacerle sombra al sumo en cuanto a plasticidad y elegancia. Quizás la mayor sorpresa que uno se encuentra es la tremenda competitividad existente en todas las categorías. Uno puede llegar a |
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