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Let's Hear From You! Como me convertí en aficionado del sumo por Todd Lambert |
deporte
profesional. La paradoja entre la simpleza y el esplendor que rodean al
sumo, solo consiguieron aumentar mi interés en el sumo. Cuando pase por
Osaka después del Haru Basho, y también al pasar por una de las sumo-beyas que son solo
usadas temporalmente, sentí el contraste entre los trajes, el
color, y la emoción que ya había visto en
televisión, y la estricta naturaleza de los lugares de
entrenamiento. Una de las tantas contradicciones del sumo ya se
había metido en mi inconsciente. Un año después, en 1998, me encontré trabajando y viviendo en Japón, y con la posibilidad de ver cada torneo en vivo por televisión, además de los resúmenes en los noticieros nocturnos. Si no podía estar en casa para ver la acción en directo, podía grabarlos y verlos tranquilamente después del trabajo. A pesar de no estar cerca del centro del mundo del sumo (Tokio), estos gigantes si venían a Nagoya, cerca de donde yo vivía, además de un torneo de exhibición cada Junio. Estaba el dohyo-iri en Atsusa Jingu y el templo de Ise. Comencé a ocupar mis vacaciones para hacer viajes a Osaka y ver el torneo de Marzo, y también a Tokio para la acción de primavera e invierno. Cuando fui al Nagoya basho de 1999, por casualidad me senté al lado de un hombre que era parte del grupo de auspiciadores del Sadogatake-beya. Después de haber gritar por varios de los mismos rikishi, y compartir algunos refrescos, me invito a ver el asageiko con él al día siguiente. Tener la oportunidad de comer chanko con los chicos y conversar con ellos. Como si ya no hubiera estado lo suficientemente entusiasmado, esto terminó de convencerme. La oportunidad que tuve como un simple fan de ver el día a día de los sumotori, de ver lo duro del trabajo tras bambalinas, y la cercanía entre la acción y los espectadores durante los torneos. Esas eran cosas a las cuales no estaba acostumbrado al ver otros deportes profesionales. Así es como comencé a pasar una gran cantidad de mi tiempo viendo y apreciando el sumo. Home |
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Si tienen algún comentario o sugerencia, o mejor aún, si quieres contarnos como te convertiste en un aficionado del sumo, por favor no dudes en escribirnos, en inglés o español,a editor@sumofanmag.com. |
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La primera vez que realmente me enteré acerca del mundo del
sumo, fue en la primavera de 1997. Estaba de vacaciones en Japón
por un mes, visitando a un pariente y a un amigo, cuando justamente me
toqué con el Haru Basho. Al comienzo lo vi en los
resúmenes de los noticieros en inglés. Era muy distante
de las imágenes que recordaba haber visto en la
televisión en Canadá; cortos resúmenes en los
noticieros deportivos de media noche, en los que la idea principal era
enfatizar lo extraño y divertido del sumo, con un gran
número de bromas acerca de estos gordos semi-desnudos
golpeándose y bailando el uno con el otro. Mi primera impresión después de ver los resúmenes de NHK, fue que estas eran verdaderas peleas. No eran la farsa que me habían hecho creer. Estos gigantes de verdad estaban golpeándose el uno al otro. Otra cosa que llamó mi atención fue su velocidad. Lo que estaba viendo no era un coreografiado juego del gato y el ratón, con los oponentes danzando, tratando de perseguirse el uno al otro. Estos hombres iban al frente, y por lo general terminaban cada pelea en unos pocos segundos. Además, el lugar donde todo esto se lleva a cabo ¡Pelear en un ring hecho de barro, rodeado por los fanáticos. Parecía muy cómodo e íntimo, y...¡muy entretenido! Así es como me vi a mi mismo cada noche esperando los resultados en las noticias, y |
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comenzando a reconocer algunos nombres. Los que me impresionaron al
comienzo fueron los
gigante hawaianos %96 Konishiki, Musashimaru y Akebono. También
los hermanos Hanada; En esa época no logre ver mucho de la parte
del ritual del sumo, ya que en los resúmenes para los noticieros
no muestran esas imágenes. Solo cosas especiales como la rutina
de la "gran sal" hecha por Mitoizumi, o el nirami de Konishiki. Pero en
la mayoría eran las peleas en si lo que mas llamaba mi
atención. Durante ese Basho, todo el país parecía estar sumido en el sumo. Durante el almuerzo o una cena tempranera, era difícil no encontrarse con el sumo en el televisor del restaurante. Caminando por los grandes almacenes o en Akihabara uno podía ver los televisores mostrando las transmisiones de sumo en NHK, y aquellos que no estaban demasiado ocupados comprando, se detenían a ver a las jóvenes súper estrellas del dohyo. Incluso durante mi visita al Sea World en Kamogawa, vimos ensayos de luchas entre las ballenas mascotas. Sumo era entretenido, sumo era interesante, sumo era una pasión nacional %96 estaba en todas partes. Mientras observaba trozos de sumo en la televisión, no pude dejar de notar todo el ritual y la pompa que es asociada con el |
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