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cortos (con la palabra “Azumazeki” inscrita en una de las piernas) acompañado por su perro poodle. Nuestro grupo – dos Japoneses y cinco extranjeros- nos sentamos en los zabuton que estaban preparados mientras el oyakata se acomodaba en el suelo, con su espalda apoyada en la pared. Coach se sentó a su izquierda y el otro miembro japonés del grupo – un generoso auspiciador del sumo- se sentó a su lado. Azumazeki se ve bastante bien para una persona que ha trabajado tan duro con su cuerpo por veinte años. Su oreja izquierda es como un coliflor y sus manos tienen esa forma típica de atletas en deportes como lucha, judo y sumo. A sus 62 años, todavía es un hombre masivo y de ojos serios. Sentarse a su alrededor, escuchando el murmuro de su voz, me sentía como en presencia del Padrino. Luego, mientras recodábamos nuestra visita, frecuentemente nos referíamos a él como el “don hawaiano”. Pensé que los rikishis estarían pegados al televisor ya que eran casi las 4 de la tarde cuando llegamos. Juryo ya estaba terminando y Makunouchi estaba a punto de empezar. Algunos rekishis estaban en las cercanías del televisor pero parecían mas interesados en sus “mangas” que en el sumo de ese día. El oyakata tenía un ojo puesto en la luchas, pero también estaba muy concentrado con nosotros. Una extensa lista de donantes cubría dos grandes partes de la habitación y el oyakata nos explicaba acerca de algunas de las personas que estaban en la lista. En la parte posterior, las luchas del makunouchi ya estaban empezando. Coach se dirigió a mi, dándome su lugar para poder conducir mi entrevista. Los otros extranjeros se juntaron un poco para poder escuchar mejor la áspera voz del |
oyakata,
y que se perdía entre el ruido de los rikishi mas jóvenes
que comenzaban a preparar la cena. El oyakata hizo una broma sobre el
hecho de no poder hablar inglés, si no que solo pidgin.
Levantamos nuestros hombros y le dije que pidgin era suficiente.
Le pregunte al oyakata como era el sumo para un extranjero en 1964. Él contestó que por sobre todo, primero se consideraba un rikishi y no un extranjero. Vino a Japón a convertirse en rikishi, en ese rol, raza o nacionalidad no le importaban. Quizás fue la forma en que este joven hawaiano de sacar adelante la situación dado que no había nadie que tuviera un pasado similar con quien relacionarse. Nos contó algunas veces fue llamado “gaijin” por los rikishi con los que entrenaba (especialmente por rikishi de otros establos) y que trataba de darles una lección ganándoles en el sumo. Que siempre ponía un poco mas de fuerza en los golpes o los empujones cuando se enfrentaba a este tipo de rikishi y que por eso prefería dejar a sus acciones hablar por el. Con eso resumió una filosofía de entrenamiento que hasta ahora parece ser común para aquellos rikishi extranjeros que están al tope del sumo: entrenar duro, trabajar duro, y mostrarles a todo el mundo que uno esta aquí para lograr la meta. El nos dijo que durante su carrera nunca se sintió criticado por la prensa o los aficionados al sumo. Incluso después de haber sido el primer rikishi extranjero en ganar un título (1972) y recibir un saludo de felicitaciones de parte del presidente Nixon, leído durante la ceremonia de premiación (la primera vez que se hablo en inglés durante la premiación de la Copa del Emperador) , él dijo que no le parecía que tuviera nada que ver con el hecho de ser un extranjero ganando el título. Él simplemente se consideraba un |
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sekitori. Él oyakata continuó contándonos acerca de como también la cultura del deporte era diferente en los años 60. La forma en que recordaba esos días de su juventud: los oyakata de la era Taisho y la era Showa eran mucho mas estrictos con sus rikishi, quienes a su vez mostraban mucho mas respeto por los auspiciadores y los aficionados que visitaban el heya, a pesar de que había mucho menos dinero involucrado en el deporte. El oyakata lamenta la falta de respeto y entusiasmo de los rikishi de hoy en día, y dice que la cultura del deporte ha cambiado drásticamente como resultado del aumento del dinero. Nos dice también que por ejemplo, los rikishi en su heya nunca entrenan lo suficientemente duro cuando el no esta cerca. Takamiyama terminó su carrera en 1984 y comenzó con Azumazeki beya en 1986. Tiene la nacionalidad japonesa desde 1980 dado el hecho que la asociación de japonesa de sumo (AJS) pasó una ley en 1976 que dice que solo japoneses pueden administrar una heya. De todas formas, Takamiyama no aparecía demasiado afectado por el hecho de haber tenido que renunciar a su nacionalidad de origen. Pare él fue solo otro paso que tuvo que tomar para poder permanecer en el mundo del sumo. Durante la conversación, el oyakata se paro y disculpó por un momento, para la luego volver con varios recortes de periódico y algunas revistas. La mayoría de los artículos eran memorabilia de sus días de luchador: una foto recibiendo la Copa del Emperador (con una nota que incluía las felicitaciones que le enviaba el presidente Nixon), otra foto en la que estaba al borde del ring con una mano llena de sal, Next |
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